Tengo a veces la ingenua sensación de estar escribiendo a alguien... pero siempre me escribo a mi, siempre es a mi a quién primero quiero llegar:
Justo cuando empezó el frío,
cuando largos abrigos empezaron a esconderme,
me dio por mirarme... y te encontré.
¡Bienvenido a esta casa y suerte en el camino!
Discúlpame los hábitos adquiridos
y los miedos mediocres,
el pasado demasiado largo
y este primer desahogo, no refinado.
Es que no tengo consejos para darte,
ni verdades a transmitir...
yo empecé hace poco a vivir y todo lo que sé es buscar.
¿Qué te puedo decir?...
Que merece la pena este mar,
que en mi barco tendrás tu sitio,
y que siempre, siempre, podrás remar.
domingo, novembro 22, 2009
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